Una esperanza para la Iglesia
No sé bien en qué tono escribir esta columna porque más que una propuesta teológica o eclesial (que sí lo es) es la expresión de una visión de la realidad, o mejor, de una experiencia de la realidad. Empecemos entonces por la palabra laico y su significado. Laico significa, “el que no pertenece a ninguna religión”, o “el que no ha recibido ninguna de las órdenes religiosas”. Para efectos prácticos, en la Iglesia Católica laico significa el pueblo de Dios, el pueblo raso, en que no pertenece al clero sino que tiene por objetivo, misión y lugar de habitación, el mundo. Son, o mejor, deben ser, “los que están en el mundo pero no son del mundo”. Sin embargo es necesario entender que este “pueblo de Dios” no lo es en el sentido popular de la palabra. Es decir, este pueblo de Dios está constituido (en especial en los países Católicos) de personas que tienen una preparación importante en los distintos ordenes del saber y acontecer humano pero que, por su condición de laicos, son ab...