Peregrinos en este mundo
Mati,
Ya son 2 meses desde que te fuiste y yo ya no puedo ser la misma. Duele, duele mucho. Es difícil levantarse todos los días sabiendo que tu estabas y ya no estás, sabiendo que es un día más en este mundo sin ti, una noche más de Rosario en donde vuelves a ser el centro de atención, pero ahora ya no te vemos, te cantamos, te lloramos, pero ya no te vemos. Sé que estás bien, sé que nos estás esperando, pero ¿hasta cuándo viviremos así? Me siento vacía, y prefiero sentirme vacía a llenarme con las fantasías que ofrece este mundo. Algo que he podido descubrir en estos 2 meses es eso, que aquí cualquier logro termina siendo vacío, todo lo que construyamos para este mundo se va cuando menos lo pensemos, se va como te fuiste tú, el día menos esperando, sin avisarnos, sin prepararnos, simplemente te fuiste.
Creo que empiezo a entender el versículo del Evangelio de San Juan que dice: "El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo la guardará para una vida eterna. (Juan 12:25). Lo entiendo, pero me asusta, me asusta saber que viene más dolor, que esto de Mati hasta ahora es el comienzo, que vienen más y más cosas. Quiero ser valiente, quiero poder vencer mis miedos, quiero poder servirte Señor sin importar qué me pase, pero tengo miedo. Solo le pido a María que me enseñe a saber llevar el dolor con alegría, a tener Fe y a poder acercar a toda la gente que pueda a la presencia del Señor. Porque su muerte no fue en vano, porque él nos hizo una promesa, él nos prometió que podemos guardar nuestra vida para la eternidad.
Mati, tu que ya llegaste, ayúdanos, danos la mano, guíanos, no nos sueltes...
María Paula Gallegos V.
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