Pan y paraiso
"Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: —Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos". Mateo 9:35.
Todos los Martes en Medellín, desde las 8pm y hasta la madrugada del Miércoles, el Padre Juan Felipe Escobar, con varios voluntarios, pasean las calles en una capilla rodante. Visitan a personas desplazadas, indígenas, zonas de prostitución y jóvenes que están en las drogas.
Este programa: pan y paraíso, busca llevarles la palabra del señor a personas que no se sienten dignas de su amor. Se les da chocolate y pan, se les lee un evangelio, se reza un rosario y lo más importante de todo, se expone el Santísimo durante todo el recorrido, haciéndolos ver que Dios no los ha abandonado, que Dios está con ellos y que no hay nada que podamos hacer que nos pueda separar del amor del Señor: "Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" Romanos 8:39.
Acompañándolos en una de sus jornadas tuve varias experiencias que me hicieron abrir los ojos a mi ingratitud. Porque, como comentaba mi hermano en una conferencia, la gratitud no se trata de dar gracias, se trata de demostrarle a la otra persona que estoy agradecido. ¿Cómo le demuestro a Dios que estoy agradecida de tener todo lo que tengo? ¿de vivir de manera tan privilegiada? Creo que el sólo decir: "gracias Dios por todo lo que me das" no es suficiente, ya que no le estoy demostrando mi gratitud. Lo mínimo que debo hacer es entregarle mi vida para ayudar a las personas que no tienen lo mismo que yo, porque yo no hice absolutamente nada para tener lo que tengo.
En el recorrido de la capilla andante realizábamos varias paradas, me encontraba con historias cada vez más conmovedoras:
Conocí a dos hermanas chocoanas que eran trabajadoras sexuales. Una tenía 31 años y tenía tres hijos que los cuidaba la mamá, la otra tenía 17 años con un hijo. La grande me contaba como ese mundo la había acabado poco a poco, su cuerpo y su dignidad, me decía que se había tratado de salir muchas veces pero que volvía a caer en ese mundo. Triste y preocupada por su hermana, me contaba que no quería que ella siguiera sus pasos, le decía que aprendiera de sus errores y que no siguiera en la prostitución, pero la hermanita ya estaba del todo metida en ese mundo. El día que las conocí, la de 17 años estaba drogada y estaba esperando a que llegaran clientes para atenderlos. Obsesionadas con su cuerpo, no querían ni probar el chocolate para no engordarse. Me contaban también, que el consumo de drogas les quitaba el apetito y les daban nauseas la mayoría de veces que comían.
La mayor de las dos, se quedó un tiempo hablándome y me daba las gracias, porque así fueran 5 minutos de conversación, sentía que por un rato estaba afuera de esa pesadilla de vida que llevaba. Al finalizar nuestra conversación le pregunté si sabia rezar un rosario y me dijo que si, muy emocionada, así que le entregué un denario que tenia puesto, se puso muy contenta. Tristemente regresó a su mortificante vida.
En la siguiente parada conocí a un travesti que tenía 15 años. Me contó que era de Cali y que cuando el tenía 9 años mataron a su papá. Desde ese momento se fue a vivir a Medellín y se volvió travesti. Tiene 5 hermanos y está trabajando como prostituta. Se cambió el nombre a uno de mujer. Doloroso ver como al no tener una guía se lo fueron llevando por caminos oscuros y peligrosos, a mundos que lo van guiando a su destrucción. Le pregunté si el sabia que Dios lo amaba, se puso rojo, me miró apenado tapandose la cara y finalmente me dijo: no, no sabía. Le dije: Dios te ama con todo el corazón, el quiere verte bien. Le comentamos la importancia de que se saliera de ese mundo, que terminara sus estudios para que pudiera tener el futuro que soñaba. Concluyó diciéndonos que iba a buscar como estudiar y nos contaba la siguiente semana cuando nos volviera a ver.
En la última parada conocí a una prostituta que cogió el micrófono cuando estábamos haciendo el Rosario e hizo un ave maría. Estaba totalmente drogada, tenía en sus manos un encendedor, un cigarrillo y otras cosas. La camiseta toda desarreglada y rota. Mientras rezaba, las lágrimas se le escurrian por su rostro, yo le hablaba pero estaba tán drogada que no lograba mantenerme una conversación, únicamente me dijo que tenia mucha sed, así que le di un chocolate, se lo tomó y se fue a continuar con su vida triste y miserable.
Te pido Señor que tengas piedad de ella, Cristo ten piedad. Sálvala señor, tú que eres todo poderoso, atiende sus oraciones, virgen María, ayúdala porque está sola, cúbrela, protégela, hazla ver que tu hijo Jesús la ama y no la va a abandonar.
En esa última estación estuve también con dos niños, calculo que tenían como 13 años. Uno estaba llorando contándome que una bruja lo perseguía (estaba drogado, impregnado de olor a boxer), le dije que Dios era mas fuerte que cualquier bruja, que le pidiera a Dios y a la Virgen que lo protegieran. El amigo estaba asustado diciéndome que el siempre le decía que lo perseguía una bruja. Me dijeron que ellos sabían rezar y el amigo le dijo al que estaba asustado que cada vez que tuviera miedo rezara un Padre Nuestro y que siguiera pa´ lante. Al final se fueron y no pude hacer nada. Quería tenerlos cerca un rato más, porque sabia que cuando se fueran iban a seguir en ese hueco sin salida. No supe que más hacer, me sentí la persona mas inútil de todas.
Le agradezco a Dios por haberme dado la oportunidad de vivir esta experiencia, de abrirme los ojos a una realidad que pocos queremos ver, porque al ver implica involucrarse. Después de ver esto, es imposible no querer hacer algo, pero algo verdadero. Así como el P. Juan Felipe se pasea las calles de Medellin para llevarles esperanza a estas personas. Yo quiero tener la valentía de entregarle mi vida al Señor, para poder ser una herramienta de servicio y que Él me ponga donde más me necesita, porque así como lo tengo todo, lo debo todo, hasta mi vida.
"El que no vive para servir, no sirve para vivir" Madre Teresa de Calcuta.
Escrito por:
María Paula Gallegos Villegas.
Mujer de Dios , el tiene un propósito contigo, pídele a el la sabiduría y la guía para que alcances ese gran abhelo de tu corazón y poder servirle a esas personas que tanto lo necesitan y ganar almas para Cristo. Tienes un gran corazón Maria Paula .con Dios todo se puede. Dios te bendiga.
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